jueves, 17 de marzo de 2016

El brillo del fulgor de tus labios


Hoy sentado en la sala de espera de un aeropuerto extraño, aguardando un vuelo que me llevará a nuevos rumbos que se encuentran lejos de mí tan llamada zona de confort; me he puesto a recordar como el brillo de tu sonrisa y el fulgor de tus labios me hicieron delirar en cada una de las breves ocasiones que tu cuerpo se acompasó con el mío. Y pensar que todo esto comenzó con unas breves palabras distanciadas por nuestra ajena cotidianidad. Una gran muralla de la palabra <<amigo>> signaba nuestras extremadamente cortas conversaciones, pero había algo en el brillo de tu mirar y en el titubear de tu cuerpo cuando mis manos te rozaban con la excusa de seguir el ritmo de la clave que guiaba a la timba, la tumba y el temba de esos días.

Estoy seguro que percibí otras señales, pero la verdad que no le daba crédito a mi intuición ya que mi lógico subconsciente decía que era imposible que nuestros destinos se unieran debido a que nuestros entornos eran complicados. Pero poco a poco las bardas fueron bajando, hasta tal punto que en medio de un adiós nuestras miradas se encontraron.

-¿Estas seguro que quieres que esto pase?- Me preguntaste.
-Por supuesto que si- Te respondí con un grado de incredulidad.

Allí en medio de las sombras fue por primera vez que sentí como me derretía en aquellos labios carmesí que tanto había deseado y poco a poco me fui perdiendo en aquella expresión de deseo reprimido que tanto se había resistido en manifestarse. Mi sorpresa fue cuando vi que tus lágrimas brotaban como manantiales de aquellos bellos ojos café.

-¿Por qué tu corazón es prohibido para mí?- Volviste a preguntar.
-¿Por qué tuve que llegar en el lugar y el momento equivocado?- Continuaste.
-Esto no debe ocurrir- Finalmente concluiste.

En medio de mi perplejidad, mi honesto subconsciente despertó del narcótico sueño inducido por Venus y Eros y respondí:

-Tienes razón, es mejor que me vaya.

Y fue cuando tomaste mi mano y me pediste que no lo hiciera. De allí en adelante, no pudimos evitar los siguientes besos con sabor agridulce que no se cansaron de debatir el dilema del querer, el poder y el deber (dilema del que hablaré en otro momento). El debate no tuvo conclusión y así dejamos correr una incipiente historia de amor que tuvo muchas idas y venidas.

Los besos furtivos de nuestros siguientes encuentros fueron poco a poco abriendo las puertas de los deseos más profundos de nuestros seres. Mis manos fueron explorando tu hermoso cuerpo de Venus, detallando cada curva, cada colina, cada valle; sintiendo cada reacción sensual que tenías al sentir el toque sobre tu suave piel. Tu exquisito aroma de mujer actuaba con un efecto narcótico tal, que me hizo querer más y más de ti. Hasta que por fin llegué hasta la fuente de mis deseos y sentí tu increíble humedad, la cual delataba el placer que sentías de ser invadida por este extraño que no esperabas que llegara a tu vida.

Hubo momentos en que pensé que esto que sentíamos no sería consumado, hasta que un día dejaste que el agua corriera bajo el puente. Compartí profundas miradas contigo hasta el punto de desnudar mi alma y develar mi amor hacia ti. Imprimí en tu cuerpo cada caricia y cada beso que pude para que sintieras que estabas fuera de este mundo, que eras la mujer más deseada y que por primera vez en tu vida te estaban haciendo el amor. Descubrí una singular inocencia en ti al amar y sentí un gran privilegio de guiarte en este arte. Nuestro primer encuentro fue como una montaña rusa, pero igual al final quedó un sabor amargo porque pensamos que era el último, debido a que estaba implícito que era lo mejor para ambos.

Tratamos de tener otras maneras de relacionarnos, pero la tentación siempre estuvo presente - Claro, cómo no iba a estarlo, si es una de las herramientas favoritas de la serpiente que nos está acechando desde tiempos inmemorables - y volvíamos a sucumbir en la dulzura de nuestros labios y en la profundidad de nuestra intimidad. Cada encuentro fue como un nuevo renacer, llenos de tantas primeras veces que era intoxicante y fueron poco a poco sirviendo de fertilizante para que un jardín de sentimientos comenzara a nacer en un terreno árido y rocoso que no era el idóneo para cultivarlo. Entonces llegó el momento donde había que podar el jardín para evitar que las raíces causarán daño  al ser extraídas.

Un adiós llevó otro y hasta una gran despedida fue redactada con tal majestuosidad que mi corazón la acogió de tal forma que entendió que el final debía estar cerca. Debo confesar que no pensé que la última vez que me perdí en tus labios en medio de aquella noche estrellada, bañados con la luz de la luna e inundados con aquella fresca brisa marina, seria nuestro último encuentro de amor.

Quizás esta historia fue breve, pero siento que para ambos fue intensa, en este momento me gustaría citar una frase de una película que me encantó "Hay infinitos más grandes que otros, pero doy gracias a Dios por nuestro pequeño infinito. Pienso que aunque tuve que seguir un camino distinto en la encrucijada que seguramente no querrás recordar, me queda la satisfacción de que logré hacerte recordar lo que es el amor y la alegría, te hice vibrar como mujer y te mostré que la vida tiene otros colores aparte del blanco, gris y negro.

Quiero que sepas que parte de mi corazón quedó en cada palabra, en cada mirada, en cada caricia y beso que te di, así como tú te quedaste como un maravilloso recuerdo tanto en mi mente como en mi corazón. Puedo decir que me lavaste el alma en el momento que más lo necesité. Espero que el brillo de tu sonrisa y el fulgor de tus labios se mantengan en el resto de tu maravillosa vida.

Creo que es momento de decir....¿Ok Hazel Grace?


4 comentarios:

  1. " me enamore de la forma en que uno se duerme, poco a poco y luego de golpe"...

    "Soy una granada, y en algún momento explotaré, así que me gustaría que hubiera el menor número de víctimas posible, ¿vale?"- Hazel Grace Lancaster

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  2. Me encantó la forma en que has ido desarrollando este amor no sé si imposible, aunque si furtivo. Esos encuentros prohibidos y esa huella que queda al final en el corazón indeleble, hay amores que aunque se alejen nunca se marchan y lo has definido de forma genial. Un saludo.

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  3. Gracias Mariola. En esta oportunidad me tomé el tiempo necesario para escribirlo. Con tus palabras me doy cuenta que valió la pena tomarme ese tiempo.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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